jueves, 9 de agosto de 2012

De los viajes y el cuaderno (mateaños)

Hoy cumplo años. Lo primero que hago es levantarme e ir a mear. En este caso el baño es la falda de un cerro acá en el sur del ecuador. Mi desayuno consta de leche de avena y bananas, ivi sigue durmiendo en el colchón. Hay un tímido sol que ilumina el roció de la noche que paso y penetra suave por los dedos de quien escribe, acariciando contento el renglón. Escucho que en la carpa de al lado se despierta mariano. Tomo la iniciativa como quien ejecuta la acción. Camino 30 metros hacia el matorral y traigo leña para prender el fuego. El primer mate del día es todo lo que deseo. A la yerba la hacemos viajar por todos lados. El mercado nos la ofrece como producto importado, a veces a precios elevados, siempre compramos. Los del sur, los que vivimos mas abajo, no podemos levantarnos si no mateamos. ¿A quien se le puede ocurrir despertar sin matear? Primero la fruta y la avena, un ratito en el medio y luego viene la infusión.
Prendo el fuego, ramita, papel, sin alcohol. Pequeñas llamitas apoderándose del entorno y generando un principio de calor. Se suma una rama mas gorda a la situación instalando la sensación de que el ritual se concreta. Busco la olla y le pongo un litro de agua. Acomodo las ramas y formo una especie de hornalla con dos piedras. Con el agua al fuego me dispongo a encontrar el mate. Vacío su contenido sobre el pasto. Lleno con yerba (cosechada en misiones, fraccionada en capital, importada hacia cuenca por algún grupo comercial) el mate y espero que el agua llegue al punto de quererse tomar. La sirvo despacio, como quien no tiene ningún apuro y el mundo se le reduce a un presente de estar descalzo en este lugar, en este momento, esperando que vos te despiertes para poder sacarte todo lo que tengas puesto.
Sigue el día que luego de pasar por su mediodía se nubla. Vamos un rato hacia la plaza a parchar. Vilcabamba es difícil para vender. Resulta que yo ofrezco libritos en los bares, y están todos escritos en castellano, acá pocos hablan esta lengua. Mas allá de que esto sea ecuador, el turismo gringo es tanto que hace que sean mayoría los que en los bares estén sentados. Por eso se me complica un poco vender. Siempre igual la magia sale y juntamos un billete para aguantar. Lo más lindo de parchar es charlar, con wally hayde y marian así nos conocimos y así nos encontramos, parchando para viajar, parchando para charlar.

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