Estoy
escribiendo en el aire. Las nubes pasan debajo nuestro, y la inmensidad hoy
tiene nombre de cielo y mar. Cuando era pibe, pénele que a los 13 años, escuche
hablar por primera vez de ese otro mundo posible. Rebelde, encapuchado,
decidido, originario. ¿Puede existir una causa mas real que l@s indígenas
habitantes ancestrales de su espacio, de su geografía, plantándose contra el estado,
es decir, el capital, es decir, el colonialismo que lo quiere hacer
desaparecer, desterrar? La tierra, su querencia, la resistencia a la hegemonía
colonial.
Como
hace 524 años. Como ahorita, como siempre.
Estoy
escribiendo en el aire, viajando en avión, que hasta ahora, en mi humilde
opinión es el artefacto más cercano a la tele transportación. Mas cuando se a
caminado y viajado por la inmensa Latinoamérica y de golpe, subiendo a unos de
estos artefactos, un@ en 9 horas puede atravesar los mas de 10 mil kilómetros
que separan a las dos capitales. En un ratito pisaremos suelo mexicano, país
donde el 1 de enero de 1994 un grupo de indígenas levantados en armas tomaron 4
cabeceras municipales del estado de Chiapas exigiendo democracia, justica y
libertad. Chiapas, estado al sureste de México, cercano a Guatemala, es la
razón que hoy nos hace volar hasta acá. El zapatismo y su construcción practica
de otra realidad. “La escuelita zapatista” La libertad según l@s
zapatistas, nombres que utilizaron para presentar esta nueva forma de
comunicarse con la comunidad internacional, pero mejor que lean como lo
explican ellos, ellas, a partir de la palabra del Subcomandante Moisés.
(…)
“Ya es hora que realmente hagamos el mundo que queremos, el mundo que pensamos,
el mundo que deseamos. Nosotr@s sabemos cómo. Es difícil, porque hay quienes no
quieren y precisamente son quienes nos tienen explotad@s. Pero si no lo
hacemos, será más duro nuestro futuro y nunca habrá la libertad, jamás. Así lo
entendemos nosotr@s, por eso l@s estamos buscando, queremos encontrarnos,
conocernos, aprendernos de nosotr@s mism@s. Ojala pudieran llegar y si no,
buscaremos otras formas de vernos y conocernos.
(…)Es
mucho lo que les puedo decir, pero no es lo mismo, que l@s escuchen, que l@s
vean o que l@s miren y que si tienen pregunta en viva voz les contesten mis
compañeros y compañeras bases de apoyo
Aunque con dificultad les contesten por la castilla, pero la mejor
contestación es su práctica de l@s compañer@s, que están a la vista y que la
están viviendo. (…)
Es
la primera vez en 20 años de autonomía que las comunidades zapatistas abren su
forma de organizar ese mundo nuevo a la comunidad civil de todo el mundo que
quiera acercarse, previa invitación por escrito. El mensaje esta dado, la idea
es que la gente se acerque, que compartamos, mirando, escuchando, la historia
viva de un proceso de autonomía real, sin que interfiera el mal gobierno,
formado por el mismo pueblo ejerciendo su derecho a ser autogobernado. Porque
aquí es donde el pueblo manda, y el gobierno obedece, hasta que la noche se
vuelva dia. El zapatismo crea teoría a partir de los ejemplos prácticos, es
decir, primero lo hacemos, ahora vengan que se lo contamos.
Sigo
escribiendo en el aire, por la ventana, se me coló una luna. El avión flota
sobre un colchón de algodón irregular que me hace acordar que ese día que tanto
esperaba es el hoy.
San
Cristóbal de las casas, una de las 4 cabeceras municipales tomadas en armas
durante la madrugada del 1 de enero de 1994 por el EZLN. Insurgencia indígena
que se manifestaba en armas para contarle a México y al mundo que decían basta.
Las
paredes aquí ya dejan oler un poco que es lo que adentro de la selva hoy pasa.
Pegatinas, stencil, aerosol, las paredes que hablan nos dan otra perspectiva a
la primer impresión que nos había dejado el Distrito Federal. Caminamos el
Zócalo (es decir, la plaza principal) envuelto en parafarnaria típica de
navidad. Frente a la plaza, se encuentra el palacio municipal donde los y las zapatistas
ingresaron aquel primero de enero y se fueron a los dos días dejando pintadas
que contaban de que se trataba "Atención mexicanos: nos fuimos a Rancho
Nuevo, después a Tuxtla, ya no habrá descanso. Gracias a todos, gracias coletos.
No queremos TLC, queremos libertad. Viva el EZLN"
Hoy
aquí se respira otra melodía, la ciudad esta empapelada por la imagen y el
nombre de Manuel Velasco, títere que cumple su función de gobernador, en esta
democracia falsa donde hay un tipo gobernando a un montón. Pero no nos
desanimamos, porque a unos kilómetros de aquí, un mundo nuevo nace y hoy nos
invitan a visitarlo.
Ayer
chusmeamos el diario, faltan menos de diez días para que se cumplan 20 años del
levantamiento zapatista y algunos diarios cuentan su versión absurda de lo que
en las comunidades pasa “El zapatismo encierra, parte y estanca pueblos” Acusan
desde sus oficinas, los editores contratados a los pueblos originarios del
sureste mexicano, sublevados y organizados sin necesitar del contaminado estado,
de aislarse y atorar el desarrollo. La noticia destaca la prohibición de las
juntas del buen gobierno de no dejar recibir los subsidios- limosnas del
aparato crimen-empresarios-estado. Otro mundo, que es posible, esta naciendo
sin ellos, y eso los tiene asustados.
Autonomía
y organización del campesinado originario, de una cultura que creyeron que
habían extirpado como a un cáncer de su
maniático mundo apurado y sobreestimulado. Pero acá estamos, renaciendo entre
maizales, de la larga noche de los 500 años. Porque los, las zapatistas, al
volver a dar un mensaje publico, el 21 de diciembre del 2012 fueron muy claros.
¿ESCUCHARON?
Es el sonido de su mundo
derrumbándose.
Es el del nuestro resurgiendo.
El día que fue el día, era noche.
El día que fue el día, era noche.
Y noche será el día que
será el día.
¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD! ¡JUSTICIA!
Mientras
pasan los días en San Cristóbal, y la espera se asoma y me cuenta que falta
menos, yo aprovecho el papel de este cuaderno para charlarme y contarles lo que
por acá dicen los diarios.
Hoy
el EZLN subió a su pagina de Internet un comunicado, donde cuentan que “La
fiesta del 20 aniversario se realizara en los 5 caracoles zapatistas y es
abierta a tod@s, menos a la prensa” Lanzaba al mundo a trabes del ciberespacio
el Subcomandante Insurgente Moisés dejando en claro que no los necesitamos.
Aquí la prensa juega el papel que juega en todos lados, ejerciendo su hegemonía
estado-empresarial, ofreciendo siempre un contenido retocado. Despilfarrando
renglones en hablar sobre lo que no conocen, cómodos, tipeando contenidos en
sus esponjosos sillones, mintiendo y difamando sobre esta historia que desde la
selva y con paciencia se viene contando.
Despertamos
con mate y bananas, buscamos la dirección del Cideci (Universidad de la tierra)
y salimos en busca de un colectivo que nos acerque hacia el camino viejo a
Chamula. Saliendo del centro de San Cristóbal, la realidad cambia, la periferia
ya no es lo mismo que el centro histórico y la montaña se acerca al panorama de
mis ojos. El Cideci estaba colmado de seres platicando en múltiples lenguas,
tomando café y formando fila para registrarse, esperando en calma y en risa las
coordenadas de como ira a seguir todo esto de las escuelitas zapatistas, la
insurgencia indígena abriendo su corazón y su organización a este emocionante
crisol de personas, habitantes rebeldes de diferentes calendarios y geografías
interesados en todo este mambo de la autonomía, de un mundo donde quepan muchos
mundos. Acercándonos a mirar y a escuchar, todo ese legado ancestral que hoy
regresa con el fin de enseñar. Comunidades que fomentan la practica, creo que
eso es lo que a mi me atrapo de todo lo que acá pasa. La tierra es de quien la
trabaja, y ese principio, aquí cerca, en los altos de Chiapas, en la selva la
candona sucede y en estos días festeja su vigésimo aniversario. Otra manera de
hacer las cosas, ni empresarial ni estatal, autonomías creadas y basadas en la comunidad. Uno es uno
con otros, y eso nos da la fuerza en este caminar.
El
Cideci esta en la falda de un cerro, rodeado de huertos y monte, la espera
transcurre comiendo tacos de papa y una camioneta con su parte de atrás repleta
de zapatistas llega al lugar y ellos y ellas de a poco se bajan. Caminando el
predio pasan, saludan, las capuchas se vuelven un símbolo muy fuerte, es como
que uno ve a uno y son todas. Las participantes de la escuelita seguíamos
registrándonos, de a poco salían los que tenían ya su caracol asignado, La Garrucha, La Realidad, Oventik,
Roberto Barrios, Morelia, cada lugar seria una aventura particular. Vínculos
por construir, realidades por compartir, conjuntos de horas que formaran los
días, compartiéndonos se forma nuestra mejor melodía.
Oventik,
“Corazón de los zapatistas delante del mundo”
Salimos
desde san Cristóbal en un micro que de a poco comenzó a subir las cuestas para
internarse en las nubes que cubren los altos de Chiapas. El caracol de Oventik,
por ser el mas cercano a San Cristóbal (dos horas de viaje) es el caracol en el
cual l@s zapatistas suelen recibir a la mayoría de los visitantes que llegan a
ver de que se trata todo esto de la autonomía. Una curva gira y de golpe
aparece un cartel, “Usted esta en territorio zapatista, aquí el pueblo manda y
el gobierno obedece”. No pude evitar la emoción de ver a toda la historia
cayendo sobre ese momento, y ahora, mientras al papel se lo cuento, voy cayendo
en el lugar, en el que hoy nos toca estar. La llegada al caracol se dio sobre
una nube que cubría todo el lugar. Entramos de a pasitos cortitos, luego de
pasar un portón que al cruzarlo, nos introducía ya dentro del caracol.
Caminamos alrededor de 200 m
y llegando al auditorio principal se comenzaban a escuchar los “Viva” que de
adentro resonaban, la gente llegaba, las consignas del templete bajaban y los
“Vivaaaa” se hacían cada vez mas escuchados. “Zapata vive, la lucha sigue” Como
quien recuerda a quien aquí lucho, la inspiración, la sangre dejada en el mismo
lodo que hoy pisamos. La escuelita zapatista comenzó en el momento mismo que a
cada uno y cada una de l@s alumn@s le asignaron su guardian/a, su “votán”. Uno
se acercaba a la mesa, con sus datos, se registraba y enseguida una capucha
amiga asomaba al saludo. Juan Gabriel digamos que es el nombre de esa persona
maravillosa que a partir de ese momento compartiría el andar de los días
conmigo, con quien charlaría, mas allá de que el no habla español sino tzotzil,
uno de los 5 idiomas originarios de las comunidades mayas zapatistas (los otros
4 son choles, zoques,tzeltal y tojolabal).
L@s guardianes eran l@s mism@s zapatistas, bases de apoyo de sus
comunidades que serian l@s encargad@s de cuidarnos y contarnos sus luchas
durante la larga noche de los 500 años. Desde ese momento nos movimos juntos
para todos lados. Enseguida saco de su mochila dos platos y dos vasos y nos
acercamos a esperar bajo una lluvia constante un poco de café y frijoles para
compartir bajo el refugio que nos ofrecía el comedor.
Caminamos
tod@s riendo en el fango
En
la cola del almuerzo, la lluvia riega esta bienvenida
“Viva
la tortilla insurgente de maíz” “Vivaaaaaaaa”
¿Existe
autonomía más grande que poder producir nuestra propia comida?
Veinticuatro
de diciembre, un café y a dormir temprano, mañana iremos desde los caracoles
hacia los municipios autónomos y de ahí cada un@ ira a una comunidad con una
familia que nos va a recibir.
Esta
vez el transporte fue una camioneta, con una caja muy grande donde entrábamos
unas 20 personas. Luego de un desayuno de frijoles, tortillas y café salimos en
camionetas, atravesando caminos de selva marcados por la rebelión. Cada un@ con
su guardian/a, de ahí en mas seria mi compañía en todo lo experimentado. Nos
toco compartir los días con la gente del municipio autónomo San Pedro Polho,
paraje ubicado a unas dos horas de camioneta saliendo desde el caracol de Oventik.
La llegada fue completamente surrealista, un portón dividía al municipio
autónomo del resto del territorio, el cartel en la puerta nos comunicaba que a
partir de ahí era zona rebelde liberada, desde adentro las capuchas esperaban
la llegada de l@s estudiantes de la escuelita, todo el pueblo estaba allí
presente. Las mujeres y las niñas con sus coloridos vestidos, la banda lista
para darle ritmo a nuestro arribo y las comunidades saludaban nuestro desfilar
alegre por estar donde teníamos que estar. Las trompetas y los trombones
sonaban a la par de los bombo con platillos y la música comenzaba a ser una
habitante que se volvería costumbre dentro de nuestro pasar por esta
experiencia zapatista. Como todavía
faltaba un rato para la comida, la bienvenida desencadeno en un gran baile en
el playón. A la orquesta ya descripta se le sumo un grupo de mariachis con
violines bajo y guitarron, desde el escenario otr@s compás tocaban batería y
marimba, variedad musical poniendo de fiesta el playón, esperando que el maíz
nos alimente, que se cocine el frijol. Esa noche comimos tod@s en el comedor,
tomando café y aprendiendo palabras en tzotzil (picante si dice ich). Luego,
con la noche ya cubriendo los altos de Chiapas, subimos nuevamente al camión,
viajando por una hora mas en una espesa y virtuosa oscuridad. Ahí ya fuimos
dividid@s de a un@ por comunidad, los próximos días los pasaría en la casa de
una familia que me iba a recibir, siempre acompañado de Juan Gabriel, mi amigo
guardián, con quien a esta altura y pese a hablar el en tzotzil y yo en
castilla (así se refieren cuando hablan del idioma que nosotr@s le decimos
español) nos comenzábamos a entender mejor gracias a otras sensibilidades mas
allá del lenguaje, las miradas, los gestos, las ganas de comunicarnos. Bajamos
sobre la ruta, en la comunidad Taquiuku (Río seco, en castilla) De la ruta
caminamos selva adentro , internándonos en la abundante vegetación, enterrando
las botas en el lodo, caminando entre cafetales humedecidos por la lluvia que
hace minutos los regó. Al rato de caminar, llegamos a la casa de Maria, Jacinto
y su hija Celestina que con café caliente celebraron nuestra llegada. La casa
era de madera, estaba rodeada por centenares de maíces y un cafetal de donde
provenía el mismo café que hoy tomo al redactar. Alumbrada por las velas,
calentada por el fuego de la leña, la casa nos recibía con afecto y Jacinto se
ocupaba de traducirme todas las cosas que yo no entendía y quería saber cuando ell@s
hablaban en tzotzil. Nos saludamos y cada un@ se fue a dormir. Mi corazón quedo
contento y antes de entrar en sueños reflexionaba sobre la rebeldía y la
alegría que significa hoy en día el estar compartiéndonos.
Los
días en la casa transcurrieron entre trabajos manuales y lecturas. Las mañanas
comenzaban temprano, con Maria cocinando la base de la alimentación zapatista,
las tortillas de maíz caseras, hechas con el alimento que aquí se ha cosechado.
Jacinto bajaba por las mañanas al río a buscar el agua, que la traía en un
bidón de tipo naftero, grande, que de una forma muy ingeniosa lo cargaba como
si fuera una mochila. Juan Gabriel, a esta altura ya había entendido que a mi
me encantaba un tema de Ska-P que tenia en su celular (El vals del obrero) y todas
las mañanas me levantaba haciéndolo sonar mientras en mi despertar juntos
cantábamos. Los cafetales que rodeaban toda la casa estaban dando frutos que
había que cosechar y con paciencia entre tod@s nos ocupamos de juntar el fruto
que se volvería café. En las tardes, después de los almuerzos que sucedían
tardíos, tipo 3, nos sentábamos en la puerta de la casa a leer los cuadernillos
sobre autonomía que nos habían dado. Yo leía en vos alta y cuando había algo
que me daban ganas de preguntar lo charlaba con Jacinto, que hablaba un español
fluido y se encargo de sacarme las dudas que podría tener sobre lo que los
libros decían.
Los
municipios autónomos rebeldes, conocidos como MAREZ
(
Municipios autónomos rebeldes zapatistas) son el segundo eslabón organizativo
de las comunidades zapatistas, que esta dividida en caracoles, donde funcionan
las juntas del buen gobierno, el hospital, el colegio secundario, un comedor,
la oficina de las mujeres por la dignidad y demás lugares que componían el
caracol, volviéndolo un centro organizativo vital. Luego están los municipios
autónomos, que en el caso de San Pedro Polho estaba compuesto por un
espacio-territorio liberado donde funcionaba la escuela primaria, la salita,
comercios colectivos de abarrotes, playones deportivos, etc. El tercer eslabón
de esta cadena son las comunidades y las bases de apoyo zapatistas, formadas
por decenas de comunidades que se desprenden de cada municipio formando una red
de apoyo mutuo muy interesante. Las juntas de buen gobierno están formadas por
integrantes tanto de las comunidades como de los municipios autónomos, mujeres
y hombres, ejerciendo los cargos de autoridad no como una figura política
personalista, sino como una responsabilidad asumida en este cuento de
autogobernarse, rotando por periodos cortos en los cargos, mandando
obedeciendo.
(para
mas info, ver "Gobierno autónomo 1")
Luego
de un arribo emocionante donde las autoridades municipales nos dieron la
bienvenida, seguimos la tarde-noche al ritmo de la batería y la marimba,
bailando alegres, festejando junt@s este encuentro que en esa noche comenzaba.
¿Que
teoría puede ser mas real que la autonomía ejercida como practica, como realidad?
Los
y las zapatistas pusieron en palabras toda su experiencia organizativa de estos
20 años en cuatro libros contados en primera persona que narran las
experiencias de comenzar a organizarse con l@s demás. Las temáticas son muy
claras “Gobierno autónomo 1”
"Gobierno autónomo 2”
““Participación de las mujeres en el gobierno autónomo” “Resistencia autónoma”.
En estos libritos, los y las zapatistas se encargaron de contarnos y contarse
cuales fueron sus procesos en estos 20 años de construcción de autonomía en
salud, educación, soberanía territorial y económica, organización y
participación de las mujeres en el gobierno autónomo, resistencia política, ideológica
y cultural.
Todo
gira alrededor de esa autonomía, de esa capacidad de poderse organizar para
trabajar la tierra, para tener que almorzar, a partir de encarar los procesos
de manera colectiva, donde nadie es mas que nadie y donde el compartir se
convierte en la manera mas radical de plantarse ante los acosos del mal
gobierno. “Aquí el pueblo manda y el gobierno obedece” me contaba a mi y a la
inmensidad un cartel a escasos metros de la entrada al caracol.
El
ejemplo mas claro, la foto mas contundente de las realidades por estas zonas me
la dio el día que fuimos a trabajar a la milpa, en las parcelas colectivas, de
las cuales se alimentan tod@s los miembros de la comunidad. Hombres, mujeres,
niños, niñas y ancian@s trabajando a la par, sembrando el maíz, sembrando el rábano.
La tierra de l@s zapatistas esta acostumbrada al trabajo manual, el azadón, la
pala y el machete son las herramientas utilizadas para trabajar la tierra, los
hombres y los niños metiendo pala y azadón para preparar la tierra que las
mujeres se ocupan de desgranar, para luego, tod@s junt@s sembrar con semillas
colocadas cuidadosamente a centímetros e distancia entre si, abriendo un hueco
en la tierra con una caña que oficia de hacedora de huecos. Al terminar, el
promotor de agroecológica se encargo de explicar un preparado de abono orgánico
hecho a base de hojas, harina de maíz, azúcar y tierra, que luego de preparado
quedo macerándose por 20 días hasta estar listo A media mañana, luego de horas
de desgranar tierra, paramos a descansar. Limonada y posol para recargar las energías.
Luego la jornada siguió, con tod@s content@s, ofreciéndole nuestro trabajo a la
madre tierra que luego nos convidara el alimento. Aquí conviven zapatistas con
otra gente también. Por ejemplo, indígenas que reciben subsidios del PRI
(partido político mexicano totalmente repudiable por muchas cosas que seria
extenso explicar aquí), que los llaman priistas, apoyados por el mal gobierno también.
Las diferencias quedan a la vista cuando uno observa a l@s zapatistas trabajar
content@s y en colectivo, muy diferente a lo observado en la milpa de al lado
donde un priista trabaja en soledad el suelo, arrojando pesticidas sobre el
maíz, aplicando los regalos del oportunista estado.
La
tierra y lo que ella nos da es para compartir, ya sea café o maíz, así lo
entienden por estos lados este pueblo organizado, construyendo la autonomía con
cada paso dado, con cada semilla orgánica que en el suelo van plantando.
Despacio, pero constante, así como lo hacen los caracoles. La educación
colectiva nos va a liberar, aprendiendo entre tod@s este camino de libertad,
aprendiendo a partir del hacer, modo ancestral de traspasar los conocimientos.
El
ultimo día que me toco estar en la comunidad fui invitado a una ceremonia de
despedida, donde además de interesarse muchísimo en como me había sentido me
regalaron el tesoro mas hermoso que pude traerme de esas tierras (luego de
evadir los absurdos controles del aeropuerto). Maíz con los colores del arco
iris componiendo sus granos, café recién molido, nueva semilla que se ira a
reproducir (mientras escribo, recibo noticias desde Morón, un hermano me cuenta
que el maíz broto, también lo hizo aquí en Capilla del Monte, semilla que en su
devenir propagara la autogestión).
“Acá
nos reuníamos cuando estábamos en la clandestinidad, en el puente de aquí
abajito los militares tenían desplegado un reten constante, miles de campesinos
tuvieron que abandonar la zona de San Pedro Polho porque fueron desplazados por
los paramilitares, que entraban quemando casas y secuestrando gente. No se nos
hacia fácil llegar aquí, siempre veníamos a pie, con el azadón en la mano y si
nos cruzábamos a alguien respondíamos que íbamos a trabajar. Nos reuníamos por
las noches, para que el enemigo, es decir, el mal gobierno y sus militares, no
nos puedan encontrar”
La
ceremonia fue una mezcla de catolicismo mezclado con creencias mayas que vienen
pasándose de generación en generación, pidiéndole a la madre tierra que nos
cuide, que no nos pase nada, al igual que lo hacían sus antepasados. Esto es
parte de la resistencia también, mantener vivas esas formas de agradecer, de
ofrecerle a la tierra un rezo, un canto, por todo el alimento que a diario nos
da.
San
Pedro Polho es municipio autónomo desde 1997. L@s compás germinaron aquí su
autonomía y recibieron a centenares de compañer@s que de sus tierras fueron
desplazados por los paramilitares que el
mal gobierno a armado para dispersar la rebeldía del pueblo, para hacer el
trabajo sucio que los militares no pueden hacer. Cada golpe aquí es respondido
con compromiso colectivo y organización, cada caído es una excusa mas para
nunca claudicar, para seguir fomentando la autonomía, cada maíz que crece libre
es mas alimento para compartir, cada sol, cada luna que pasa, se avanza en este
inclaudicable devenir, donde el compartir y el acompañarse son la moneda de
cambio, donde el pueblo es quien dispone de como quiere que ser gobernado,
donde las practicas realizadas aquí dicen mas sobre autonomía que mil libros teóricos
redactados. A la libertad se la hace caminando por el lodo, metiendo las botas
bien adentro del barro, sembrando semillas de ese tiempo nuevo que se viene
pulsando. El zapatismo es el hoy, esta sucediendo, y es un faro alumbrando los
sueños de quienes no creemos mas en todo este crimen organizado y elegimos el
apoyo mutuo y la organización antes de la resignación reinante. Autoridades que
obedecen al pueblo, resignificando la palabra mando.
Hoy
San Pedro Polho nos dice hasta luego, nuestro corazón esta contento, y eso se
nos nota a tod@s en los ojos. Otro mundo es posible y que bien que nos hace
encontrarnos, reconocernos, saber que no estamos sol@s
El
regreso al caracol se dio nuevamente en camioneta, encontrándonos nuevamente
con tod@s l@s compás que volvían de vivir la experiencia individual de
compartir los días, las mañanas, el trabajo y las formas de vivir diarias de
las familias zapatistas.
Al
igual que el primer día que estuvimos en el caracol, el regreso hacia el mismo transcurrió
con un plenario en el cual tod@s l@s participantes de la escuelita tuvimos un
par de horas y la libertad absoluta de hacer las preguntas que nos había
quedado.
En
el caracol de Oventik funciona la clínica “La gualadupana” Esta es una clínica
central, comenzada a construirse en el año 1991, 3 años antes del levantamiento
armado, ya que en la zona no existía ningún tipo de atención medica. Hoy en
día, esta clínica coordina a las once micro clínicas que están dispersas por
los diferentes municipios autónomos. Las clínicas están atendidas por
promotores de salud que se capacitan continuamente y mutuamente. También las
yerberas cumplen un papel muy importante, promoviendo y sociabilizando el
conocimiento de plantas. Las hueseras se ocupan de todo lo que tenga que ver
con los huesos, curando fracturas sin enyesar. Las parteras se ocupan del
acompañamiento y de la venida al mundo de l@s pequeñ@s seres que vienen a
continuar este camino.
El
cierre de la escuelita se dio en un hermoso mediodía donde el sol hacia
transpirar las ganas y las palabras que bajaban del templete nos emocionaban
"Cuando comenzamos este camino de la autonomía no sabíamos como había que
hacerlo, no teníamos referencias ni ningún libro del que nos pudiéramos
agarrar. No sabíamos como era esto de autogobernarse, pero si sabíamos que podíamos
hacerlo" "Ahora les queda a ustedes la responsabilidad de ver que es
lo que hacen con lo que vieron y con lo que se llevan de acá adentro. Si siguen
esos modos, esas formas individualistas que impone el capitalismo o si
comienzan a construir colectivamente un mundo donde quepan muchos mundos"
Luego
de que las autoridades del caracol de Oventik, que no se presentaban ni con su
nombre, es decir, mas allá de ser autoridad hay una marcada despersonificación
de la individualidad, es uno el o la que habla, pero lo hace por tod@s, nos
dejaron el micrófono liberado para que cada participante de la escuelita pueda
subir y contar cuales habían sido sus sensaciones, que cosas le habían pasado
por su corazón en estos días de compartir el día a día en este territorio
marcado a fuego y sudor por la resistencia y la rebelión. Luego, se entono el
himno zapatista y también el de México, a capela y con todo el playón cantando,
bajaban las estrofas de su canto que dicen por ejemplo "Hombres niños y
mujeres, el esfuerzo siempre haremos, campesinos y los obreros siempre juntos
con el pueblo. Vamos vamos vamos vamos adelante, para que salgamos en la lucha
avante, porque nuestra patria grita y necesita de todo el esfuerzo de l@s
zapatistas"
Y
así de a poquito, la escuelita se fue terminando, los abrazos entre visitantes
y guardianes se impregnaban en las pieles y algunos se despedían ya del
caracol. Nosotr@s nos quedamos unos días mas dentro del caracol de Oventik, ya
que los tres días que seguían, serian los festejos del vigésimo aniversario del
levantamiento zapatista, y queríamos quedarnos al baile y la fiesta.
Ya
sin guardianes, fuimos ubicados en uno de los salones de la escuela secundaria
rebelde autónoma zapatista (ESRAZ) donde acomodamos nuestras bolsas de dormir y
nuestras mochilas. Luego de dormir esa noche, amanecimos al otro día con la
noticia de que ese 29 de diciembre y con motivo de los festejos del 20
aniversario, se celebraría una jornada deportiva en el caracol, con el correr
de la mañana fueron llegando niños y niñas de todas las comunidades cercanas
que se fueron alistando en la mesa de control donde había un encargado de armar
los grupos para los torneos de futbol voley y básquet. Nosotr@s nos anotamos
para participar en el futbol, fuimos eliminados en el primer partido, perdimos 3 a 1 contra un equipo de
chicos que claramente tenían mas manejo del campo de juego que nosotr@s.
Esa
noche, y las que le siguieron se vieron atravesadas claramente por el baile. Los
originales de San Andrés hacían vibrar la pista con su aguacero de corridos
revolucionarios que hacían mover los cuerpos de l@s visitantes, l@s zapatistas
y cualquier transeúnte que pasaba por ese lugar. La lluvia regaba los cuerpos
danzarines que sonreían con cada movimiento.
El
31 de diciembre amaneció nublado como casi todos los días, una nube cubría el
caracol, y a las 7:30 de la mañana el buen día lo dio una banda de cumbia tocándole
a la nada o al todo el himno zapatista que oficiaba en ese día de despertador.
De a poco, con la melodía, nos fuimos levantando y luego de una lavada de
dientes ya estábamos bailando en el playón mientras esperábamos el desayuno en
forma de frijol. El día siguió entre baile y baile, esperando la noche, donde
seria el acto cívico central, donde se leería el comunicado donde l@s
zapatistas contarían lo que tengan ganas de contar.
Cae
un aguacero constante sobre este territorio liberado.
A
nadie le importa el agua, por eso cuando la música convoca, al playón nos
acercamos. La comandanta Hortensia agarra el micrófono y nos cuenta a tod@s que
“Hace 20 años decidimos votar a los partidos políticos a la basura” La piel se
me vuelve emoción y me abrazo con todo mí alrededor. A las 23 hs, festejamos el
aniversario y el año nuevo, porque l@s zapatistas manejan un horario de lucha
que quedo desde la época del enfrentamiento armado, entonces, a todo lo que
suceda, una hora le adelantamos.
Todas
bailan
Todo
se mueve y la nube se apodera del lugar
Hay
músicos acá que pueden estar tocando días sin parar
Nadie
consume alcohol, es un principio básico de esta rebelión
Mejor
estar atent@s y despiert@s para cuando nos necesite la digna rabia de esta insurrección.
Todos
bailan
Y
entre todas, formamos el calor
Festejando
veinte años del levantamiento armado
Recordando
el camino de los que en la lucha han caído
La
mejor forma de recordarlos es resistiendo hoy, acá
Una
ronda de niños y niñas bailamos bajo la lluvia al ritmo de la batería y la
marimba. Hacemos un circulo eterno, que gira hacia un lado y luego lo hace
hacia el otro, cuidándonos entre tod@s, sabiendo que formamos parte de un
nosotr@s. Se vuelve ritual de hermandad este baile que crece como el fuego y la
palabra.
Hola
que tal? Estoy escribiendo desde adentro de las comunidades zapatistas, esas
mismas que pusieron su utopia a caminar y hoy festejan su autonomía y la mejor
forma que encontraron de hacerlo es invitando a l@s compás a que nos acerquemos
a mirar y a escuchar, porque saben que tampoco les pertenece a ell@s, que es
algo mas grande, y que es necesario acercarse a su puerta, a su ventana para
poderlo ver. Que hermosa responsabilidad que de aquí adentro nos llevamos!
Nuevos giros darán nuestras vidas, cada un@ sabrá que hacer con todo esto en su
calendario, en su geografía. Hoy, acá, en los altos de Chiapas, en territorio
liberado zapatista, festejamos con baile la rebeldía manifestada, la
resistencia que pulsa el cambio. Bailándolo, volviendo a la música y al
movimiento de los cuerpos una forma más de rebeldía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario