viernes, 8 de junio de 2012

De los viajes y el cuaderno ( un pedasito nomas)

Conocí a Lucas en las reuniones de la F.l.i.a Bogotá. Llegamos a la ciudad el martes, buscamos el departamento de caro y ahí nos quedamos. Me presto una bici y cruce la ciudad a pedal para llegar a la reunión. Surrealismo fliero abordando la situación. La F.l.i.a con otra tonada sonaba. La hermandad liberada, rompiendo fronteras, uniendo la buena madera. El lugar era un garaje que funcionaba como cine club, un cuarto dentro de la kasita audiovisual. Me presente, dije “Hola soy Fer” y no mucho mas. Charlamos temas organizativos de la feria que estaba por llegar. Luego salimos con un par a hacer la pegatina. Harina mezclada con agua y el rodillo listo para pegar cartel. Salimos Lucas, mateo, Laura y yo. Mi emoción dentro de este cuadro se volvió netamente adolescente condimentada con punk rock. Imagínate estar en otro país, otro lugar, agitando la F.l.i.a con los parceros de Bogotá. Hartas ganas de fumar, nadie tenia para convidar. Lucas me dijo “Parcero, luego vamos a mi casa y fumamos un bareto”. Bienvenidos a la capital de locombia, conseguí lo que quieras, verde o cristal. Tomar o fumar. Paramilitares, gobierno, militares, todos compartiendo el negocio de narco traficar.Salimos a patear la ciudad. Pegando un cartel por acá, otro por allá. Caminamos un par de horas recorriendo varios recovecos de la ciudad y al terminar fuimos a lo de Lucas a comer. Lucas alquila una pieza en la casa de una señora de unos setentaipico a quien el llamaba cariñosamente la mami. También paraba ahí un gringo del cual no recuerdo el nombre. Entramos al departamento y fuimos a la pieza de Lucas, en el cenicero la tuca. Antes de empezar a fumar entra la mami con un camisón de súper abuela, el tejido en la mano y un plato con un terrible cogollo y una tijera en la otra. La habíamos despertado al entrar, así que se acerco a la pieza a tejer, charlar, convidar y compartir un momento bien chévere. Los tres dentro de la pieza fumando flor y escuchando mano negra. Al rato se sumo el gringo, que había pegado flores y eso le despertaba una sonrisa, mas allá de que Lucas le decía que había pagado caro. La verdad, lo que compro el chabón era un regalo, imagínate que por 50 pesos en lugar de medio ladrillito prensado te den una ciploc de flores de como 50 gramos. El tema es que Lucas contaba que en Cali era mas barato que en Bogotá, como en toda capital, se abusaban al cobrar. La flor llevo a colgar, y en ese momento pude observar que en la pared de este departamento de Bogotá colgaba un afiche de una F.l.i.a en sociales. Un gustito hermoso flotando en el aire. La F.l.i.a que me trajo hasta acá, Bogotá, el Lucas, el parcero, el humo que hoy veo. Al rato de todo esto le pinto el bajón a la mami quien en todo el tiempo anterior había tejido un montón. Fue a la cocina en busca de algo para picar. Pinto algo con carne así que le comente que era vegetariano, que le agradecía pero prefería pasar. Me puso cara de abuela que no comprendió. Se quedo unos segundos callada y enseguida me ofreció fruta con su mejor sonrisa y su mejor humor. Me cuenta mientras yo muerdo el caroso de la fruta que me regalo “A mi marido una vez le había agarrado eso del vegetarianismo. Por suerte después se le paso”

1 comentario: