miércoles, 8 de febrero de 2012

Jugar

Hay mil historias, guerras, bombas, desnutrición, sobre estimulación, conspiración.
Hay una sola verdad, la creación. Fuego y naturaleza, la interacción entre estos dos.
Hay ciencia, expertos, capacitación, especialistas en cada rama desarmando el todo en mil partes que separadas no forman la armonía de la unión. Hay una sola verdad. Fuego y naturaleza, convivir con estas fuerzas en paz. No imponernos, observar y aprender de todo lo que nos dan, canalizar el aburrimiento sintiéndonos privilegiados del estar, del respirar. Esta la ciudad, la policía, el hospital, la municipalidad, la escuela, la universidad, moldeando a las personas en algo servicial. Esta la maldad, la cárcel, los jueces, los que roban de corbata, los que llegan en alpargatas y se van en mercedes Benz. Esta el fuego y la naturaleza y una renovada oportunidad de reencontrarnos con lo esencial. Un éxodo mental, que madure y se transforme en territorial ya que es muy difícil fluir sano conviviendo con el contexto de la ciudad, la maldad, la codicia del hombre, el ego ismo, la alimentación que esclaviza y luego nos hace adictos a la medicina tradicional. Esta el fuego y la naturaleza, con su don de perdonar. Esperando que germine dentro nuestro la semilla y nos animemos a la libertad.

Salgo de la carpa, transito en patas el bosquecito siempre verde dispuesto a acercarme a la casa para buscar agua para iniciar un mate. Resulta que en el camino hacia el gas me entran hartas ganas de hacer un fuego. Cuestión que no tenia recipiente para traer agua hacia la carpa y si tenia el termo pegado a la hornalla de la cocina, lo que hacia mas practico traer el agua ya calentada con la ayuda de la garrafa. Yo caminaba, y seguía pensando en las ganas de hacer un fuego pero comenzaba a desistir de la idea cuando de repente desde el bosque apareció Lauquen. Jugaba con otros chicos sobre el pasto. Tenían botellas llenas de agua sobre una carretilla, e realidad eran viejas botellas de vino rellenadas con agua y tapadas con corcho. Me intercepta en el camino y nos ponemos a charlar, me ofrece una botella de “vino”, era mi gran oportunidad, debía tomar el regalo, el agua embotellada, llevarla hacia la carpa y comenzar el ritual del fuego. Le cuento mi situación y le pido dos botellas en lugar de una. El niño responde que si, que con todo gusto me daba dos, es mas, tenia un montón y que mejor para ellos que continuar con el juego. Hasta ahí estaba todo bien, el problema surgió cuando me pidió un peso a cambio de cada botella. Le digo que no, que en el monte no suele manejarse dinero. El juego comenzaba a chocar contra la realidad. En eso aparece Malena en la secuencia y agachándose muy despreocupadamente me alcanza unas hojas del suelo como diciendo “No te hagas problema, págale con esto” No hubo palabras, solo su mirada. Tomo las hojas y se las doy a Lauquen, me da las dos botellas y me dice gracias. Me adentro nuevamente en el bosque camino a mi carpa, de lejos escucho sus risas y sus voces, la plenitud del juego eterno. Sobre el murmullo, la vos preponderante de Lauquen diciéndome que esa agua sirve para bañarse, refrescarse, tomar mate. Le agradezco el gesto y la data. Llego a la carpa y le pido papel a mati, junto unas cuantas ramas. Contento como niño que retoma el juego encaro el fuego con la intención de sanar.

2 comentarios:

  1. Me enteré de tu blog por un grafiti, hace años q lo veo desde el tren... una y otra vez... me gusta. Saludos

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  2. Muy buenisimo!!!!!

    Jugar, y tomar agua en botellas de vino, (y vino en botellas de agua).

    Abrazo!
    http://paradoenelabismo.blogspot.com

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