lunes, 6 de diciembre de 2010

Cantalindo

...El tenia un pajarito en el fondo de su casa, lo alimentaba, disfrutaba de su canto. Lo tenia en una jaula, esto hacia que exista una contradicción constante entre Víctor y la situación generada por disfrutar de la compañía de este ser volador. Eso de que la libertad de uno terminaba donde comenzaba la del otro le chocaba en la cabeza todo el tiempo, se sentía un opresor chamullandole libertad al oprimido que encima de que no podía escapar de su jaula le era amistoso con sus cantos y su bonita presencia

En los días de calor el se levantaba con el alba y entre mate y guitarra, árboles y flor, charlaba con el, mientras lo alimentaba y disfrutaba de sus melodías matinales.
Una mañana Víctor salto repentinamente de su cama, no eran las siete todavía, que solía ser la hora en que el se levantaba, el sol todavía no había asomado y la majestuosidad de la noche descansaba en su casa, eran las cuatro de la mañana recién. Salio al patio, despeinado y abrumado por un sentimiento que lo hizo saltar de la cama. Ahí lo vio a el, en su jaula.

Cantalindo había sido el nombre que víctor le había puesto a este hermoso pajarito que hoy lo miraba desde adentro de la jaula como pidiéndole un gesto de libertad.
Víctor no dudo, fue hasta la cocina, puso el agua para el mate y al regresar dio rienda suelta al impulso de abrir la jaula y darle libertad absoluta al pequeño Cantalindo.
El pajarito salio rápido de la jaula y se poso en el gran ceibo que alegraba el patio de la casa de Víctor. Se miraron un rato, en el silencio de la noche, como un flash back vinieron mil historias vividas juntos que compartieron en ese instante, en esa mirada.
Las primeras mañanas juntos, entre alpiste y guitarras que sonaban en primavera, el cariño de los amigos que salían y entraban constantemente de la casa y a los cuales Cantalindo recibía siempre con un canto de alegría y amistad. O esa vez que le compro una bolsa de 5 Kg. de mijo y un bidón de agua mineral para festejar el supuesto aniversario del nacimiento del pajarito.
Sin mas que hacer y con la puerta de la jaula libre de encierro salio volando sobre la noche que ya comenzaba a ser dia. Víctor solo atino a mirar y a disfrutar de la majestuosidad del instante preciso en que la libertad se respiraba en el aire, el pajarito, agradecido salio en busca de nuevos amigos.
Víctor comenzó a recordad la cantidad de veces que había oído hablar de la libertad con tanta liviandad, como si fuera una palabra mas, ahí comprendió un poco mas todo y su corazón latió mas fuerte al verlo volar libre y también se sintió libre el al devolverle a Cantalindo ese hermoso cielo que hoy le tocaba volar.

Los días transcurrieron raros luego de este acontecimiento. En la casa faltaba en dulce canto del pajarito que alegraba la atmósfera en la galería, las guitarreadas carecían de melodías.
Una tarde como cualquier otra Víctor repasaba sus notas bajo un sol fuerte de primavera. De repente sobre el ceibo del patio escucho ese canto tan particular que distinguía a este jilguero del resto de sus hermanos. La tarde se congelo y la emoción acampo en el patio de la casa, Cantalindo estaba ahí, mirándolo fijamente y cantando sus mas estupendas melodías de libertad, agradecido a la existencia por esta nueva oportunidad de viajar libre por los cielos, de disfrutar atardeceres en todas las ramas del barrio. Cantalindo estaba ahí porque extrañaba a su amigo, y se acerco a agradecerle el gesto de libertad que con el había tenido.
De ahí en adelante todos los días, a la hora de la siesta, cuando todo el barrio reposaba bajo los ventiladores y los aires acondicionados Víctor y Cantalindo tenían esos encuentros, en los que las melodías de sus cantos alegraban el trabajo de Víctor que ordenaba sus notas.

1 comentario:

  1. Hola! me han compartido el premio Sol Brillante y tengo que compartirlo con los blogs que mas me gusten, asi que aca estoy, compartiendo mi premio.
    Podes pasar por mi blog para enterarte un poquito mas :)

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