domingo, 17 de abril de 2011

Las palabras y las lluvias

Un perro ecuatoriano se caga arriba de una cama en un hospedaje de Quito.
Cuatro franceses aprovechan las ventajas del cambio del euro y la droga barata de Latinoamérica para enroscarse con coca y escabio en la terraza de este sitio, es un mes que no recuerdo el nombre, y el numero es el veintipico. Abajo, un tal José a quien no le simpatizan mucho los argentinos corta el chorro musical de esa guitarra desafinada que buscaba melodías en plena madrugada.. Dos nenes Brasileros pero que sus padres son uruguayos, pero desde hace siete años viven viajando juegan con papel picado en el piso de un living compartido con mapas y sillones que abundan por todos lados. Un Colombiano que no duerme de noche tampoco lo hace de dia y pasa sus ratos con el alcohol, dándole duro y parejo a la cuestion. Una chica de esa que suelen alegrar los días cose una toallita femenina reutilizable para poder transmitirle a otras mujeres que en la higiene de una también se puede dar una mano para dejar de destruirnos con tanta basura, ella cose y suelta palabras que comenta de noche y sin ningún apuro. El mismo perro que cago la cama en un principio duerme despatarrado en el mismo colchón cagado, que antes fue limpiado, con jabón y una esponja, con papel higiénico y una bolsa, duerme y sueña cosas que me salen interpretar, piensa donde va a despertarse mañana., si en la ciudad la montaña o el mar. En el living de abajo u tipo se cambia frente al espejo, esta disfrazado del chapulín colorado, con el chipote chillón y todo, se mira al espejo y se acomoda la calza, fijándose que le apreté bien el culo, mientras tanto deja a si hija suelta todo el dia en el hospedaje, se la ve falta de afecto, además de que tiene mucha hambre, el tipo no le da mucha bola, casi la ignora. En otra pieza un pibe bajones de madrugada una olla de garbanzos con papas hervidas y brócoli, le mete ajo picante en cantidad , le pica hasta el apellido, un viaje psicodélico de ajo en plena madrugada, cuado el silencio gana la pulseada en este hospedaje, en una cama deshecha con las sabanas manchadas. Donde la misma chica que antes cocía las toallitas femeninas ahora baila con los auriculares al taco al ritmo de “Plan b” de Massacre, mientras fantasea que esta en el medio de un pogo de algún transpirado conurbano recital.

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